Hoy 15 de febrero, compartimos junto a la Iglesia católica, el #ModeloDeFe, #SantoDelDia:
San Claudio de la Colombiere. (año 1682).
Este ha sido el ultimo santo llamado Claudio, de 12 que existen en la historia de la Iglesia con este nombre. Dedicó toda su vida restante y sus muchas energías en
propagar por todas partes la devoción del Corazón de Jesús.
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Nació cerca de Lyon, en Francia, en 1641. De
familia muy piadosa y acomodada, al principio sentía mucho temor a
entrar a una comunidad religiosa. Pero llevado a estudiar a un colegio
de los Padres Jesuitas, adquirió un enorme entusiasmo por esta
Comunidad y pidió ser admitido como religioso jesuita.
El año en que fue declarado santo San Francisco
de Sales (1665) los superiores encomendaron a Claudio de la Colombiere
que hiciera el sermón del nuevo santo ante las religiosas Salesas o de
la Visitación. Y en aquella ocasión brillaron impresionantemente las
cualidades de orador de este joven jesuita, y las religiosas quedaron
muy entusiasmadas por seguir escuchando sus palabras.
En
1675 el Padre Claudio fue nombrado superior del colegio de los jesuitas
en Paray le Monial, la ciudad donde vivía Santa Margarita. Esta santa
se encontraba en un mar de dudas, y no hallaba un director espiritual
que lograra comprenderla. Le había contado a un sacerdote las
revelaciones y apariciones que le había hecho el Sagrado Corazón de
Jesús, pero aquel sacerdote, que sabía poco de mística, le dijo que
todo eso eran engaños del demonio. Entonces ella se dedicó a pedirle a
Nuestro Señor que le enviara un santo y sabio sacerdote que la
comprendiera, y su oración fue escuchada.
Escribe así Santa Margarita: "El Padre
Claudio vino a predicarnos un sermón, y mientras él hablaba oí en mi
corazón que Jesucristo me decía: ‘He aquí al sacerdote que te he
enviado’. Después del sermón fui a confesarme con él, y me trató
como si ya estuviera enterado e informado de lo que me estaba
sucediendo. En la segunda confesión que hice con él le informé que yo
sentía una gran aversión y repugnancia a confesarme, y me dijo que me
felicitaba por esto, pues con vencer la tal aversión podía cumplir
aquel mandato de Jesús que dice: ‘El que quiera seguirme, que se
niegue a sí mismo’. Este piadoso sacerdote me fue guiando con gran
sabiduría, y demostrando un gran respeto por mi alma me fue diciendo
todo lo bueno y lo malo que había en mi corazón, y con sus consejos me
consoló muchísimo. Me insistía continuamente que aceptara cada día
el que se cumpliera en mí todo lo que la Santa Voluntad de Dios
permitiera que me sucediera, y me enseñó a apreciar los dones de Dios
y a recibir las comunicaciones divinas con fe y humildad".
Claudio no sólo dirigió espiritualmente a la
santa que el Sagrado Corazón escogió para hacerle sus revelaciones
sino que dedicó toda su vida restante y sus muchas energías en
propagar por todas partes la devoción del Corazón de Jesús.
Su tema
favorito era la devoción al Sagrado Corazón. Pero los protestantes,
que eran muy poderosos en aquel país, le inventaron toda clase de
calumnias y obtuvieron que fuera puesto preso y condenado a muerte.
Sólo la intervención del rey Luis XIV de Francia logró que no lo
mataran. Pero los meses pasados en la prisión le destruyeron casi por
completo su salud.
Fue expulsado de Inglaterra a Paray le Monial, la ciudad desde donde se propagó a todo el mundo la devoción al Corazón de Jesús. Santa Margarita le anunció que él moriría en aquella ciudad, y así sucedió el 15 de febrero del año 1682. Santa Margarita recibió una revelación en la cual se le decía que el Padre Claudio estaba ya en el cielo.
El Papa Juan Pablo II lo declaró santo en 1992.
Fue expulsado de Inglaterra a Paray le Monial, la ciudad desde donde se propagó a todo el mundo la devoción al Corazón de Jesús. Santa Margarita le anunció que él moriría en aquella ciudad, y así sucedió el 15 de febrero del año 1682. Santa Margarita recibió una revelación en la cual se le decía que el Padre Claudio estaba ya en el cielo.
El Papa Juan Pablo II lo declaró santo en 1992.
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